Una tarde en el Mercado de Colón de Valencia.

Valencia es una ciudad situada en el Este de España. Bañada por el Mar Mediterráneo esta ciudad tiene una luz muy especial. Sus calles amplias dejan pasar esa luz tan característica e impactante. El río, tan apacible y acogedor de familias, deportistas, jóvenes y no tan jóvenes.  Que gran lugar, rodeado por naturaleza y espacios abiertos y amplios. Valencia nos ofrece muchas alternativas para relajarte, ocio nocturno, suculenta gastronomía, playas con aguas de temperatura muy placentera y una amplia oferta cultural. 

Los paseos por el centro son todo un descubrimiento. El Barrio del Carmen, el Ensanche, la preciosa Estación del Norte, con sus pórticos y portadas. Una estación que deja entrever una historia que aflora de entre sus piedras. Declarada Patrimonio artístico destacan sus dos pórticos, y su fachada esta recubierta con motivos florales, de naranjas y flores de azahar, características de las tierras valencianas.

Visitar Valencia en primavera es como regalarte unos momentos de relax y alegría.  Cada calle te transmite historias, sus bellas fachadas esconden aventuras y vivencias. 

Pero en esta entrada os voy a hablar de un lugar con encanto, un espacio singular, un deleite para las miradas más exigentes.        El Mercado de Colón.

El Ensanche es un barrio que empezó a construirse a partir de 1865, cuando fue necesario derribar las murallas de la Ciudad antigua. Son unos edificios de estilo modernista y señorial. Al mismo tiempo se abrieron grandes vías de acceso, que beneficiaron en gran medida el crecimiento y expansión de este barrio, dando origen al Barrio de Ruzafa, El Pla del Remei y Gran Vía. Es en el Pla del Remei donde encontramos el Mercado de Colón, un fascinante y precioso edificio modernista, declarado Monumento Nacional y que fue restaurado en 2003 dando lugar a unas galerías de lujo. Hoy día es un espacio monumental en el que se ha creado un rincón donde poder relajarse, ver con tranquilidad y luminosidad el centro de Valencia. 

¿ Os apetece una deliciosa horchata casera?¿Quizá unos helados caseros? o tal vez, degustar unos suculentos productos ecológicos…Si además añadimos la posibilidad de poder escuchar un concierto de jazz gratis y en directo mientras tomas un café en una de sus tan impecables cafeterías o tal vez comprar un libro y leer sus páginas observando de vez en cuando el vaivén del personal que se acerca a la floristería a por flores frescas. 

Todo esto y más, es posible en este lugar con encanto, sin duda, un oasis gastronómico y cultural.  

Una exquisitez.